Trabajar en un espacio limpio e higiénico aumenta la productividad y la salud. La aplicación de programas de higiene en el trabajo, todavía deficitarios, ayuda a romper la cadena de contagios por virus y evita tanto el absentismo como el «presentismo laboral», que consiste en ir al trabajo enfermo incluso con riesgo de contagiar a otros. En este artículo se explica cómo mantener el puesto de trabajo limpio, higiénico y saludable para prevenir infecciones por virus, como la gripe o los resfriados.
La caída de las temperaturas marca el inicio de la temporada de enfermedades típicas del invierno como la gripe, los resfriados, procesos digestivos y otras infecciones típicas de oficina. La buena o mala higiene en el trabajo puede ser determinante para cortar la cadena de transmisión y, así, evitar contagios, ya que los gérmenes se concentran en determinados lugares como los puestos de los empleados y en áreas comunes, como la cafetería, la recepción y donde hay botones que se pulsan o material que se manipula, y donde la mayoría del personal está en contacto.
¡Cuidado con la gripe en la oficina!
Pero, ¿cómo se mide la concentración de microorganismos en las áreas comunes? Un pequeño aparato, denominado ATP (de Adenosin Trifosfato), registra la energía que liberan los microorganismos. Este sistema de medición consiste en recoger una muestra de la superficie que se examinará con un hisopo e insertarla en un pequeño tubo para que reaccione con un líquido. Al introducirlo, el microorganismo presente libera energía y se produce una reacción que se traduce en un valor. Si este supera 75, indica que la superficie no está del todo limpia y que se debe asear e higienizar.
Sin embargo, debido a la privacidad, las empresas que se encargan de la limpieza no acostumbran a higienizar los espacios personales de los empleados, por lo que en sus puestos de trabajo se suelen acumular más gérmenes, que pueden sobrevivir hasta 48 horas en una superficie, y constituyen un foco para contraer enfermedades infecciosas.
«El sistema ATP es una manera de medir los organismos vivos. Cuanta mayor cantidad se detecta, mayor es el riesgo de infección por virus y bacterias. Hay otros procedimientos, pero aún no es una técnica común en España», según información de Adriana Dilppollito, responsable de Trade Marketing de Kimberley-Clark Professional para Iberia. Esta compañía ha sido pionera en su aplicación en oficinas y lugares de trabajo, aunque «es un sistema sofisticado y no está al alcance de todo el mundo», aclara Dilppollito.
La gripe, el absentismo y el «presentismo»
Solo en 2010, la gripe supuso un gasto de 2.100 millones de euros para las empresas españolas. De ellos, 222 millones fueron costes directos ocasionados por las bajas laborales de los empleados afectados y 64.000 millones, costes indirectos, según datos proporcionados por Kimberly-Clark Professional, una de las multinacionales que lidera el sector de higiene, salud y seguridad en el trabajo. Como apuntan cifras procedentes de distintos estudios de EE.UU., la aplicación de un programa de higiene puede ayudar a disminuir en un 80% el impacto de la gripe a lo largo de un año en las empresas.
«Hay que romper la cadena de contagio, para disminuir los niveles de enfermedades, el absentismo y el presentismo», expone Dilppollito. Y es que la actual crisis ha dado pie a un mayor «presentismo» en los puestos de trabajo, por miedo a perder el empleo, al contrario de lo que sucede en los periodos de bonanza económica y pleno empleo, en que predomina el absentismo laboral. El presentismo consiste en acudir a trabajar y estar presente en el puesto de trabajo por obligación, a pesar de encontrarse mal físicamente, lo que «constituye un error, porque se puede contagiar a otros, se rinde mal y no se es productivo», explica Dilppolito.
Programas de higiene contra los virus
Hace unos años, los departamentos de Recursos Humanos de numerosas empresas iniciaron nuevas formas de pago a sus empleados, a través de distintos tipos de beneficios extra, más allá del sueldo, como cheques de descuento para guarderías, para ir al gimnasio o planes de formación. Sin embargo, son pocas las empresas que ofrecen programas de higiene para explicar a los trabajadores cómo mantener el puesto de trabajo limpio, higiénico y saludable, cuando constituyen otra forma de gratificar al subordinado y velar por su salud.
Contra los virus: higiene de las manos
Entre los productos para la higiene de manos, figuran el jabón líquido y las toallas de papel, la forma más higiénica para secarse las manos. Las toallas a modo de rollo son más antihigiénicas porque varios usuarios van pasando las manos por ellas y los secadores de calor pueden favorecer la proliferación de microorganismos.
También se colocan en diversos puntos de las oficinas cubos con pañuelos faciales para que los empleados que estornuden, tosan o tengan un acceso de tos, los tengan a mano y puedan utilizarlos, así como sustancias higienizantes para desinfectar las manos, para lavarse antes de comer y de cada reunión, ya que un solo apretón de manos puede contagiar un virus. También se facilitan paños impregnados para recoger y limpiar las superficies donde se concentran más microorganismos, puesto que se ha observado que, al limpiar una superficie -como la de un móvil- con un paño, se reduce de forma drástica y de inmediato la presencia de microorganismos en más de un 90%, informa Kimberly-Clark Professional.
Contra las infecciones: higiene del puesto de trabajo
Más allá de los programas generales de higiene que puedan implantar las empresas, los empleados también tienen una responsabilidad a la hora de mantener limpias sus mesas de trabajo. Puesto que el personal de limpieza no está autorizado a tocar los objetos particulares de los trabajadores, es importante que estos limpien al menos una vez a la semana (idónas son dos) su puesto de trabajo, con el aseo e higiene tanto el teclado del ordenador, como el ratón, los botones del teléfono y cualquier elemento que esté en la superficie de trabajo donde sea fácil que se concentren los gérmenes.
Otra medida básica de higiene que hay que tener en cuenta es evitar colocar numerosos papeles y objetos que acumulen polvo, ya que este es un agente transmisor. Se debe intentar mantener la zona de trabajo lo más ordenado y con la menor cantidad de objetos posible.